Friday, August 16, 2013

24 horas en Hong Kong

Viajar a Indonesia tiene algunos costos tácitos (además de los monetarios), y uno no menos importante es las interminables horas que uno debe pasar entre aeropuertos y aviones.  Por esa razón tomamos la decisión de hacer una parada técnica en Hong Kong, tan sólo a 5 horas de Bali, pero con una gratificante dosis de descanso y algo de turismo urbano.
Esta es la única vista alternativa (cuando es de día!) a la pantallita del asiento delantero durante las 8 horas de Lima a Los Angeles, las 14 de LA a Hong Kong, y las 5 de HK a Bali
Llegando a Honk Kong, teníamos que resolver qué hacer en una ciudad estrecha, costosa y super populosa, con los enormes paquetes (a.k.a "sarcófagos") en los que llevábamos las tablas.  Afortunadamente la falta de sueño y el maltrato del viaje no menguó en nuestra creatividad y tomamos la decisión de chequearnos hasta Bali en el mismo momento que llegábamos a Hong Kong, con lo que las tablas se quedaron en el aeropuerto y pudimos ir a la ciudad ligeros de equipaje.

Hong Kong es exactamente la antítesis de un viaje ecológico, espiritual y de búsqueda de la paz interior.  Aunque impresionante por sus rascacielos, geografía montañosa y británico orden, también es una metrópoli activa del primer mundo, sobre edificada en grandes partes y sobretodo super poblada.


Una calle cualquiera de Honk Kong.  Caóticamente impresionante.

En nuestro viaje del aeropuerto al hotel MIRA entendimos que un tifón había pasado por la ciudad 24 horas antes y seguramente las nubes, vientos y lluvia nos acompañarían el resto del día.  El desayuno pudo haber sido calificado de opíparo, dado que además de los esperados huevos, tocinos, panes, etc., los acompañamos de platillos chinos que nada tenían que envidiar al mejor Chifa de Lima.  Inmediatamente después dejamos las cosas en la habitación y salimos a explorar la ciudad.

Primera parada: El Mirabús (con certeza no se llama así, pero la verdad no se puede pretender en nuestro limitado conocimiento lingüístico las gesticulaciones con que los amables Chinos nos quieren hacer entender el significado de las cosas.  Con las justas podíamos pagar el precio correcto porque nos indicaban con los dedos de las manos el precio del recorrido), con el que hicimos una vuelta por el centro de la ciudad, admirados por sus enormes edificios y su comercio en el primer nivel.

El trole de dos pisos ultra-estrecho.  Vamos a mandarle el blog a la tía Susy a ver si se lleva uno de estos para poder arreglar el transporte público en Gamarra
La Goyti con el dueño de uno de los locales.
Él parecía más deshidratado que los mismos
productos que vendía.
Bajando del bus, paramos en un mercado de cosas deshidratadas, donde pusimos a prueba nuestro conocimiento botánico, zoológico y de otras ciencias profundas para poder identificar las porquerías que estos señores vendían, y aunque pudimos identificar entre otras cosas vejigas natatorias, pulpos, calamares, aletas de tiburón, micro-camarones y hasta incluso patas de gato (todas deshidrataras!), la verdad es que la mayoría quedaron en absoluta ignorancia, con el temor de tener que ingerir alguno de estos extraños ingredientes en la sopa que tomaríamos más tarde.

Aletas de Tiburón deshidratadas.  Un insulto a la ecología
de los pobres orientales con problemas de performance
conyugal.









Terminando el recorrido por el centro de la ciudad, decidimos escapar del caos urbano y explorar las montañas de la isla para poder visitar el templo del gran Buda.  Seguramente la ansiedad que estaba causando la crecida que entraría en Bali, provocó una suerte de acercamiento espiritual con algún ser poderoso para pedir no quedar estampado contra los arrecifes del Índico, y claro, el que teníamos más a la mano era el Buda.

Para ellos llegamos a la base del funicular que después de un recorrido de algo más de 30 minutos nos dejó en una villa que era lo más parecido a el pueblo natal del Kung Fu Panda.

El único problema de la villa fue que los estragos del tifón del día anterior no habían terminado de condensar el agua de las nubes y llegamos en la mitad de una densa niebla que había difícil de ver más allá de 4 metros.  Eso no fue motivo para recorrer toda la villa, tomar algunas fotos con guerreros de piedra y disfrutar de la mística de este interesante lugar.  La nota pintoresca la puso Eric, que habiendo recorrido medio mundo no quería dejarse vencer por una "neblinita" y subió los 400 peldaños que separaban el nivel del piso del Buda para poder verlo de cerca, y desafiando la poca visibilidad salió en peregrinación.  Aunque nosotros no le creemos, nos dice que consiguió verle el dedo meñique del pié a la inmensa estatua.

Los Indo Hunters en un momento de preparación física para las olas de Indonesia
El día terminó con la estéril búsqueda de un restaurante de comida típica que nos complaciera a todos.  Fueron inútiles las recomendaciones de buscar un restaurante de cadena internacional para pedir un BigMac o una Pizza Hawaiiana que todos conociéramos,  el espíritu de aventura pudo más.  Terminamos en un japonés-chino tomando una sopa que aunque todos tragamos por la necesidad, yo pienso que la verdad no le terminó de gustar a nadie.

Listo, ahora a Bali, Indonesia, allá vamos!

1 comment:

  1. Tío LCL y Molleja se quedó en el telo haciendo su famosos caquetá?

    Muy buena la foto del entrenamiento.

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